Día 3: Tinghir - Merzouga

Hoy nos espera un largo día. Tras un frugal desayuno, recogemos a Said para que nos acerque a las Gargantas de Todra. Es pronto por la mañana, por lo que no hay muchos turistas, algo fundamental para poder disfrutar de este maravilloso lugar.

Las Gargantas del Todra

Said nos comenta que el riachuelo que baja por allí, gracias a un efectivo sistema de riego, sirve para abastecer una larga extensión de terreno a lo largo de todo el valle. En un primer momento nos cuesta creerlo, pero nos sumergimos en el oasis y podemos comprobar la efectividad de su sistema. Al subir desde el oasis hasta una kasbah abandonada podemos comprobar el impresionante contraste.

Oasis en Tinghir

Al salir del oasis vemos a un lugareño cuidando unos peces en un lago, nos comenta que es el lago de la fertilidad. Los peces del lago son barbos y segun nos cuenta, muchas mujeres se acercan al lago para bañarse cuando quieren tener hijos. Como no podría ser de otra manera, Said nos ofrece un Té antes de que partamos hacia el desierto.

De camino a Merzouga, donde tenemos pensado pasar la noche en el desierto en una salida organizada por el albergue "Atlas du sable" regentado por Ali el cojo, podemos comprobar que allí la gente no le tiene mucho aprecio. Todos dicen que solo le importa el dinero, se refieren a él como "Ali el gordo" y nos intentan convencer para que vayamos con ellos al desierto, prometiendonos mucha fiesta. Tras dos días en marruecos ya no somos tan susceptibles, así que terminamos yendo al alberge de "Ali el cojo". El sitio esta muy bien acondicionado, la verdad es que no nos imaginabamos un sitio asi en una zona tan árida. Hay que aprovechar las horas de luz que quedan, por lo que enseguida nos montamos en los camellos para atravesar el desierto. Nuestro guía, Ibrahim, es un chaval muy simpatico. El nos asegura tener 17 años, pero la verdad es que aparenta unos 13 o 14. Nos dice que tiene que trabajar porque su padre no puede hacerlo. De Ibrahim nos sorprende su madurez y sobre todo su capacidad de aprendizaje. No hace falta repetirle las palabras en otro idioma mas de una vez, enseguida las aprende. Como curiosidad, decir que en nuestro trayecto hasta la gran duna aprendió las palabras necesarias en euskera como para ligar con un chica ;)

Una sensación indescriptible, foto obligada.

Llegamos justo en el momento de la puesta de sol. La gama de colores, las sombras en la arena, el cambio de temperatura... Es una experiencia que hay que estar aquí para vivirla.

Anochecer en Erg Chebbi

Antes de cenar, se nos presenta Mustafa, es un chico de Tanger que viaja con unos amigos Catalanes. Se sienta con nosotros, y se pone a liar un cigarrillo mezclado con algun tipo de producto autoctono que quema con un mechero ;) Justo en ese momento nos sirven una exquisita cena a base de Harira (sopa de legumbres) y tajín. Cada día me gusta mas la gastronomía marroquí.
Escuchamos que en algunas jaimas tienen una buena fiesta montada. Nosotros nos quedamos hablando con Mustafa y sus amigos catalanes. Los bereber se quedan con nosotros. Casi sin darnos cuenta, estamos en medio del desierto, a carcajada limpia, escuchando divertidisimas historias que nos cuentan con el poco castellano que saben. Se ha convertido en una velada inolvidable en el denominado "hotel del millon de estrellas".

1 comentario:

  1. Muy wapo Luzux.... una idea genial para poder tener una bitacora del viaje y no olvidarlo nunca. Un viaje muy, muy especial. Parece mentira que 3000 km al este de España la cultura siga siendo prácticamente igual, sin embargo a escasos 20 km de la peninsula existe un pais, una cultura y una gente totalmente diferente y encantadora.

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