Día 4: Merzouga - Er-Rachidia - Imilchil

Amanecer en el desiertoAmanecer en el desierto.

Anoche disfrutamos mucho de la velada bajo las estrellas, pero hoy para las 5:30 ya nos hemos levantado para ver el amanecer. Estamos medio dormidos, pero queremos subir la gran duna para ver el amanecer desde arriba. Hace frío pero poco a poco va asomando el sol, llenando las dunas de luz y color. De pronto esto se ha convertido en un estudio fotográfico, recorremos las cimas de las dunas sacando fotos, sabiendo que esta experiencia no se volverá a repetir en un tiempo.

Erg ChebbiPaisaje en Erg Chebbi

Se nos ha pasado el tiempo volando y para cuando bajamos ya se ha ido todo el mundo. No hay problema porque Ibrahim tiene una habilidad maravillosa para conducir a los camellos por la arena a toda velocidad. Conseguimos alcanzar al resto de la expedición y nos despedimos de Ibrahim deseándole lo mejor.



Nos damos cuenta de que estamos hambrientos y... Oh, maravilloso, nos ofrecen un desayuno a base de Té, zumo de naranja y Pan con tomate triturado que nos sabe a gloria. Durante el desayuno decidimos tomar el camino de Imilchil pasando por Er Rachidia, sabemos que quizá no sea el mas vistoso, pero nos apetece conocer tambien esa zona. Paramos, siguiendo los consejos de la guía de bolsillo que llevamos, en Source Bleue de Meski. El sitio en si no nos impresiona mucho, hasta que una campesina que andaba por allí, viendo la cara de perdidos que teníamos, nos dirige a traves de un laberíntico oasis hasta una antigua Kasbah. Es una pena no entender una palabra de lo que dice, porque seguro que hay una gran historia tras esa Kasbah derruida.

En mitad de nuestro trayecto a Imilchil nos para un policía. Como nos habíamos acostumbrado a la conducción marroquí ni nos habíamos dado cuenta de que acababamos de adelantar en medio de una ciudad con linea contínua. Recurrimos a una habilidad que se nos superdesarrolló en Marruecos, que es hacerte el tonto y como que no entiendes, y de la misma le preguntamos al policía (señalandolo en el mapa) el camino para ir a Er-Rachidia, a pesar de saberlo perfectamente. Esta vez ha habido suerte, nos indica la dirección amablemente y nos deja irnos sin ningún problema.
Pronto empezamos a ver que la vida en la montaña no tiene nada que ver con lo que habíamos visto hasta ahora. Aquí la gente no trata de venderte nada, quizá porque tampoco tienen nada que venderte. A pesar de las condiciones de vida en esta zona, se respira alegría por todos los sitios. Una alegría contagiosa. Personalmente es algo que me dió mucho que pensar y que me ha hecho reorganizar mi escala de valores.

Mano de niño en las montañas y niños jugando.
















En el albergue de Imilchil "IZLANE" nos están esperando con un té que nos ayuda a combatir el frío. Resulta difícil creer la diferencia de temperatura que hemos experimentado en un mismo día. Hasta dentro de un par de horas no sirven la cena, así que nos abrigamos y nos vamos a dar una vuelta por el pueblo. En un primer momento nos parece un pueblo fantasma, no hay nadie en la calle, pero al dirigirnos a una pequeña tienda, nos explican que hoy juega el Barça, y por eso está todo paralizado, están todos reunidos viendo el fútbol. Riéndonos de nuestra propia ignorancia, regresamos al albergue, donde nos espera una de las cenas más sabrosas que probamos en marruecos. No queda más que tomar el té de antes de ir a dormir y aprovisionarse con mantas para no pasar frío esta noche.

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